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La tradición utópica incluye tanto a proyectos de sociedad que prometen el advenimiento de una era del ocio como a proyectos en los que el trabajo sigue siendo el pilar de la cohesión social. Este doble linaje sigue inspirando ciertos programas políticos, pero, a diferencia de los años setenta, parece haberse extendido una especie de resignación. Este artículo recurre a la historia de las ideas políticas y a la filosofía política contemporánea para proponer la reexaminación de los paradigmas del concepto de trabajo y su lugar en la sociedad, y hacer balance de las teorías y utopías sociales que han imaginado cómo puede establecerse el reino de la libertad sobre el reino de la necesidad. Releer la tradición utópica nos permite hacer justicia a una serie de lugares comunes. Por ejemplo, el temor a que una organización comunitaria demasiado perfecta y «comunista» disuada a la gente de trabajar, un argumento que contamina constantemente cualquier reflexión sobre una concepción social global (y no liberal individual) de la cuestión del trabajo.