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La ambivalencia de Freud hacia la práctica médica no es algo excepcional. Esta despierta en el médico afectos ambivalentes, a veces fuente de sufrimiento. Mientras que muchos estudios han analizado las experiencias del personal asistencial no médico, las experiencias de los médicos han sido poco exploradas en la literatura, especialmente las de los médicos de hospital que a menudo se enfrentan a la muerte de sus pacientes. El autor propone un análisis de los afectos, los fantasmas y los sueños que despiertan las especialidades médicas en las que la frecuencia de la muerte tiene efectos traumáticos para el profesional. Las entrevistas realizadas a médicos especialistas en reanimación muestran que su sufrimiento puede surgir de la brecha existente entre el fantasma del salvador, fundamento de la vocación médica, y la realidad de los fracasos terapéuticos, entre el fantasma de inmortalidad y el mandato de dar la muerte. El análisis de su discurso revela la posición infantil reactivada por la relación con ciertos pacientes, en particular la relación edípica con la madre, la desesperación del niño rebelde contra la realidad de la muerte, la culpabilidad.