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El resurgimiento de la corriente de autoayuda feminista invita a preguntarse por la relación que mantienen con el orden médico las activistas que reivindican la libre disposición sobre sus cuerpos. Para interrogar el alcance de su impugnación del dominio médico sobre los cuerpos de las mujeres, me baso en una investigación etnográfica realizada entre 2015 y 2019 entre colectivos de autoayuda ginecológica inscritos en un espacio de circulación transnacional que abarca tres países (Bélgica valona, Francia y Suiza francófonas). El trabajo militante emprendido en estas movilizaciones tiene como objetivo producir y hacer producir conocimientos heterodoxos sobre los cuerpos y la salud y recuperar el control de determinados procedimientos, como las citologías cervicales, reservados a profesionales de la salud. Aunque pretende abolir la frontera entre las esferas lega y médica, no deja de estar sujeto a procesos de especialización en función de las diferencias de conocimientos sobre los cuerpos y la salud. El análisis de la división estatutaria del trabajo activista y de los contornos de la «reapropiación» del saber técnico muestra que las prácticas de autoayuda tienen implicaciones ambivalentes con respecto a la impugnación de la jerarquía entre el saber lego y el saber médico.