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Las escarificaciones están en el origen mismo del vínculo cuerpo-psique, constitutivo de la identidad del sujeto al salir de la adolescencia. Se refieren al fracaso de la función de contención de la madre, que deja una envoltura psíquica fallida. El cuerpo está atrapado en el tumulto de las reorganizaciones narcisistas. El narcisismo no puede pensarse independientemente del objeto y de la relación con el otro, del cuerpo y de sus experiencias. Veremos cómo los ataques al cuerpo tienen la función de tapar los defectos del narcisismo como una tirita; están ahí para que el sujeto pueda salir de su fijación a una imagen alienante para su yo. Utilizando elementos de la psicoterapia de Virginie, mostramos cómo la mirada del otro ofrece la posibilidad de elaborar los sentimientos del sujeto y restablecer la armonía entre su propio narcisismo y su relación con el otro.