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La condición colonial (en el sentido ecológico de asentamientos y colonias) es universal. Por eso hay que distinguir entre el colonialismo y las «colonias» de supervivientes, refugiados y disidentes. Estamos en una época de grandes migraciones. En este artículo, se propone sugerir a unos que a su vez son colonos, a otros que son nativos; que los colonos tienen hijos que aquí se sentirán en casa y que los nativos tienen antepasados que también fueron colonos. Sería importante que todos se sintieran cómodos con la tarea común de tejer una sociedad decente. Deconstruyendo las grandes narrativas de la colonización, la descolonización y la criollización, para mostrar cómo el pacto fundacional de nuestras sociedades puede ser tomado en varios sentidos, según las teologías de la ruptura y de la «nueva alianza», Olivier Abel trata de recordarnos que no hay pacto nuevo que no reconfigure los pactos antiguos que aún están ahí, que no debemos olvidar la brecha entre los antiguos y los nuevos, y que un pacto, una alianza, un entendimiento mutuo, un tejido social, sólo puede mantenerse unido por la fricción. Es preciso volver a aprender sobre la fricción social.