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La pandemia de COVID-19, que lleva casi dos años asolando el mundo entero, tiene importantes consecuencias para la ubicación de los puestos de trabajo y la actividad debido a la limitación de la movilidad y al creciente recurso al teletrabajo que de ella se deriva. Todavía es difícil determinar si el deseo, a veces expresado por algunos trabajadores, de abandonar las grandes metrópolis para trasladarse a ciudades medianas o al campo tendrá efectos duraderos, pero un gran número de observadores cree que el período actual repercutirá en la ordenación del territorio en Francia, como en tantos otros Estados miembros de la Unión Europea. En este contexto, y a pesar de que varios países europeos ya se habían comprometido a revisar su organización regional antes de la pandemia, Jean-François Drevet hace balance de las cuestiones que la política europea de cohesión y otros agentes de la ordenación del territorio deben y tendrán que afrontar en un futuro próximo. S. D.