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Basándose en un amplio corpus de archivos y fuentes, este artículo muestra que los votos en blanco y nulos se han excluido de los votos emitidos, ya que las elecciones se convirtieron en un instrumento para legitimar a los representantes elegidos, en lugar de un medio de expresión para el votante. El periodo 1831-1913 es esclarecedor a este respecto: los sucesivos regímenes se centraron en estos votos tanto por su inutilidad —no servían para elegir a nadie— como por su presunta anormalidad y su potencial contestatario.