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En 1936, el Tercer Reich adoptó un plan cuatrienal que sellaba un nuevo acuerdo económico y político. A pesar de sus aspectos originales, presentaba graves deficiencias, como la necesidad de importaciones masivas de alimentos y el fracaso a la hora de debilitar el reichsmark. Su aplicación requería una importante entrada de divisas que el Reichsbank solo podía obtener por la fuerza, mediante su política de conquista territorial. Se trataba de una necesidad que dio lugar a un auténtico fenómeno de expansión bélica desbocado, quizá incluso más allá de las recomendaciones ideológicas del régimen.