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La «fase del espejo» es un concepto propuesto por Lacan en 1936 en el congreso de psicoanálisis de Marienbad y abundantemente retomado ulteriormente. Da lugar a la creación del esquema L que aparece como una primera tópica lacaniana en la medida en que todos los conceptos se derivan de ella: «el otro en maúscula», A; el «el otro en minúscula», a; el sujeto, S; lo imaginario, I; lo simbólico, S; lo real, R, que permiten una redefinición de los conceptos claves del psicoanálisis y especialmente de lo inconsciente Ics.Ahora bien, la demostración teórica y experimental a la que se dedica Lacan se revela criticable; en primer lugar, es un expolio su atribución a Baldwin cuando en realidad es obra de Darwin que la publicó en 1877.Luego, los ejemplos brindados por Lacan para ilustrar la universalidad de su descubrimiento reúnen un insecto, un pájaro y un primate. Lo que pasa es que estos fundamentos zoológicos, remotamente documentados, resultan experimentalmente erróneos. Por último, la adhesión al estructuralismo, en la estela de Lévi-Strauss, al reducir el psiquismo a una construcción simbólica y de lenguaje, se muestra finalmente reductora e invalidante. Por eso la obra notable y rica de Lacan ganaría mucho al estar sometida a una crítica que permitiera evolucionar hacia perspectivas actualizadas.