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Lo que observamos, y luego lo que sentimos, cuando conocemos a un nuevo paciente se imprime sin que seamos conscientes de ello. Estas primeras impresiones, más o menos fuertes, intensas o, por el contrario, vacías de emociones, serán coloreadas y matizadas a lo largo de la historia psicoterapéutica. En un dispositivo de relajación analítica (método Sapir), se da lugar al cuerpo tanto como a las palabras. Para el terapeuta, el cuerpo del paciente es su primer objeto de observación. Luego, en un segundo momento, solicitará palabras, palabras que se aferran y luego se asocian a la experiencia del cuerpo y en el cuerpo. Pero, en el caso de los adolescentes, a veces se necesita mucho tiempo para que estas palabras «del interior», que nacen de las percepciones del cuerpo, sean pensadas y compartidas. Veremos cómo Praline, una adolescente de catorce años, se toma al pie de la letra la propuesta de relajación, y cómo en el silencio van surgiendo poco a poco las palabras. Este recorrido del silencio lo hago con ella.