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De la lectura de la obra de Aimé Forest (1898-1983), el autor, un ermitaño, descubre la vocación sapiencial de la inteligencia humana. Este primer artículo esboza el pensamiento de Forest como una filosofía del consentimiento, que renueva la mirada en la atención a la vida y a la fraternidad para culminar en el recogimiento metafísico. Si la verdad del ser es homogénea a lo que hay de más espiritual e interior en nuestra actitud, es necesario que esta sea elaborada en una metafísica de la gratuidad, es decir del Amor.