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Durante los últimos 10 años, el enfrentamiento entre Boko Haram y el estado nigeriano ha pasado por varias fases. En la última, a partir de 2019, el ejército nigeriano se ha atrincherado en una veintena de supercampamentos, proyectando sus ataques aéreos contra las distintas facciones insurgentes de los alrededores. El conflicto parece así bloqueado, pero sin duda en beneficio de los insurgentes, que extienden su dominio territorial y sobre la población, a falta de perspectivas de solución política.