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El incesto entre hermanos tiene su origen en una falla de las funciones parentales. Fallas relativas a la fragilidad de la ley que prohíbe el incesto, pero también a la función protectora de la madre. La violencia se convierte entonces en el vínculo dominante y constitutivo de la estructura familiar. El resultado es una confusión de lugares y una repetición de la violencia a la siguiente generación. En este artículo, desarrollamos esta configuración específica para ciertos incestos entre hermanos. El incesto entre hermanos no se limita a la identificación con el agresor (el padre primitivo), ya que se trata de incluir la dimensión sexual en el acto violento. En esta perspectiva, se plantea la hipótesis de que el acto incestuoso del hijo-agresor es el eco de un fantasma-no fantasma incestuoso presente en el padre. Lo incestual del padre expresado por el legado de un lugar privilegiado para uno de los hijos. Este lugar sería el punto de expresión de la violencia incestuosa. El niño que existe del lado de lo imaginario que falla del padre sería el hermano por destruir. El acto incestuoso sería un intento de establecer un vínculo simbólico con el padre matando al hermano que ocupa ese lugar. Al mismo tiempo, es imposible enfrentarse a un padre que se parezca al de la horda primitiva.