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Aunque poco conocido y difícil de cuantificar, el mercado del libro de segunda mano desempeña un papel fundamental en la circulación de la cultura impresa. Desde finales de los años noventa, los comercios minoristas dedicados a la compraventa de estos libros y las reglas de funcionamiento de este mercado se han visto desestabilizados por su formalización, encarnada por el aumento del número de nuevos participantes y la utilización de tecnologías informáticas para obtener beneficios. El presente artículo se apoya en una encuesta cualitativa a largo plazo de los agentes del lado de la oferta para examinar la evolución de las competencias comerciales de los minoristas, profundizando en una de las etapas clave de la creación de oportunidades de beneficio: la construcción del surtido. Los dos procesos que intervienen en esta operación –su desmercantilización y su digitalización– ponen en cuestión las condiciones de circulación dominantes de estos bienes culturales de segunda mano.