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En el imaginario colectivo, el destino del envidioso no es otro que la melancolía o la psicopatía. Desde el punto de vista psicoanalítico, el enfoque de Melanie Klein permite pensar la transformación de la envidia en gratitud. Pero ¿cómo tratar la problemática de la envidia en una cura si no nos identificamos con el estilo de las interpretaciones kleinianas situadas en el ámbito de la destructividad? A lo largo de las secuencias clínicas, la autora se pregunta si es posible, a partir de una posición de transferencia horizontal, permitir a una paciente integrar su agresividad restaurando su narcisismo herido. La posición de Freud relacionada con la envidia del pene será analizada partiendo de una reflexión sobre la representación del sexo femenino. Por último, será tratado el tema de la legitimidad de los analistas de seguir los pasos de la definición kleiniana de la envidia aun cuando su vínculo es explícito su vínculo con la teoría teológica del pecado.