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A finales de la década de los noventa, Lagos y Ciudad de México recibieron una fuerte autonomía de sus respectivos estados federales. ¿Han experimentado estas dos metrópolis un proceso de separación sociopolítica con respecto a sus espacios estatales similar al de las ciudades globales del Norte tras su integración en la globalización desde 1970, es decir, activado por la integración de sus élites económicas en nuevos espacios de acumulación globalizados? Este artículo refuta la tesis de la separación relativa «por arriba» en los casos de Lagos y Ciudad de México. Tal proceso se realizó «por abajo», impulsado no por sus élites económicas sino por sus sectores populares, a través de un doble fenómeno de reterritorialización de la política popular y de debilitamiento de los vínculos clientelares que la unen al Estado. De este modo, volvemos a poner sobre la mesa el tipo ideal weberiano de la ciudad plebeya y examinamos las modalidades de su retorno.