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Nuestro trabajo es crear, con los otros, espacios potenciales e intermediarios. Estos se construyen para posibilitar una toma de contacto de cada participante con su intimidad psíquica. Los caminos para lograr este contacto son más accesibles cuando nos encontramos en una situación de escucha del otro y en grupo. Para explicitar este trabajo físico o cultural, hemos elegido presentar una formación donde los participantes están invitados a compartir un relato de su universo genealógico socio-cultural, a estar atentos a los relatos de los otros, y a discutirlos juntos. Por su protocolo, esta formación permite una toma de conciencia del final de la experiencia de grupo desde su comienzo. Esta presencia del final y el hecho de recordarlo a menudo suscitan una involucración adicional propicia al trabajo psicoanalítico grupal-individual. Es por eso que la conciencia del final de un grupo de formación desde su inicio, por la mediación que la convoca, funda el enfoque y los análisis aquí presentes, precisando los efectos constructivos y humanizantes.