84

Las series distópicas coreanas emitidas en plataformas estadounidenses de video a la carta se han convertido en un fenómeno cultural ineludible. Estos no son los típicos «k-dramas». Estos últimos son más bien utópicos al servicio del neotradicionalismo. Tampoco son las distopías fatalistas de las series estadounidenses recientes. Nos gustaría demostrar que estas series coreanas internacionales, que describimos como «distopías de la veridicción», vuelven a centrar el paradigma distópico en la falsificación social generalizada y en la búsqueda de la verdad como antídoto. Esto implica la transfiguración subversiva e imaginada de los espacios estereotipados acreditados por las autoridades dominantes en espacios heterotópicos de veridicción. Al hacerlo, mediante una estética gore que se opone a la de los «cuerpos limpios», vuelven a situar la muerte en el centro de los desafíos de un capitalismo globalizado que se ha vuelto mortífero. Reticentes al refugio etéreo del espiritualismo que domina la cultura y los «k-dramas», recuerdan la materia misma del cuerpo doliente sobre el que actúa un capitalismo que ha llegado a su fase mortífera: un necrocapitalismo. Estos cuerpos —los de los personajes— no están «dividualizados»; al contrario, buscan, lejos de la falsa pretensión del mundo, restablecer un vínculo, una nueva inocencia, una solidaridad independiente de los poderes instituidos.