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¿Quién define el tiempo en común en las parejas con horarios laborales atípicos, por la noche, hasta tarde, por la mañana y/o los fines de semana? ¿Cómo se ponen en común, concretamente, las agendas individuales? ¿Difieren entre los cónyuges las formas en que se organizan y priorizan los distintos tiempos sociales? La planificación del tiempo –difusa y omnipresente– resulta difícil de contabilizar; los cónyuges no la miden y, del mismo modo, tampoco la contabilizan las estadísticas públicas, haciéndola así aún más invisible. Este artículo examina las formas en que se produce y gestiona el tiempo dedicado a la familia en las parejas con horarios laborales atípicos y pretende contribuir a sacar a la luz esta planificación. Al hacerlo, cuestiona el poder subversivo que conlleva planificar el tiempo de esta manera. Siendo a menudo las mujeres las encargadas de esta planificación, ¿puede ser que les proporcione un mayor control de la gestión de su tiempo personal, familiar y profesional?