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Este artículo trata de las movilizaciones de mujeres sindicalistas para acceder a los puestos de poder en la Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT), que tuvo un papel preponderante a la hora de supervisar los movimientos de protesta en 2010 y 2011. Aunque se adoptó la «paridad» en el campo político y aunque el contexto (post)revolucionario se caracteriza por una renovación de las movilizaciones feministas, el sindicato mayoritario se resiste a este impulso de apertura a las mujeres. Basado en una etnografía de larga duración (2012-2017), complementada por archivos y entrevistas biográficas, el artículo describe la adaptación de las estrategias de las mujeres sindicalistas, que cada vez se apoyan más en las asociaciones feministas locales y en las organizaciones internacionales.