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Cada vez son más las investigaciones que demuestran que la empatía existe en los animales. Trabajos recientes han evidenciado que los ratones que han presenciado el sufrimiento de otros ratones manifiestan una mayor sensibilidad a su propio dolor. El autor recorre las etapas de estas investigaciones, cuyos resultados fueron recibidos con incredulidad por sus colegas, en particular los conductistas. La empatía requiere un compromiso emocional, pero también habilidades cognitivas avanzadas. El autor recuerda que, en el ser humano, esta capacidad empática está presente desde el primer día. Así, la empatía procede de mecanismos neuronales a partir de los cuales se ha desarrollado la evolución humana.