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En las últimas décadas, Europa se ha convertido en una fortaleza cada vez más difícil de alcanzar para los migrantes. La reclusión se ha convertido en el instrumento central para la gestión de los extranjeros en el marco del control de las fronteras. En Francia, desde hace más de treinta años, la zona de espera ha sido una herramienta esencial para la reclusión en las fronteras. Aunque la zona de espera es fuente de numerosas violaciones de los derechos humanos y criminaliza a las personas extranjeras, se implantó a escala europea en 2024, en el marco del Pacto sobre Migración y Asilo. El objetivo de este artículo es comprender las implicaciones de expandir al resto de la Unión Europea este modelo de reclusión fronteriza «a la francesa», analizando el régimen de la zona de espera y sus consecuencias para las personas afectadas.