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Cet article traite de l'emploi du concept de continuum en matière de violence sexuelle dans le cadre d’une recherche et du débat touchant à cette question. Deux des objectifs initiaux de cette recherche étaient d’explorer les liens entre les différentes formes de violence sexuelle et d’examiner l'idée, qui émergea à l'occasion d'un travail effectué dans un refuge pour femmes battues1, que la plupart des femmes font l'expérience de la violence sexuelle au cours de leur vie. C’est en analysant les entretiens compréhensifs réalisés avec des femmes que le concept de continuum de la violence sexuelle a été mobilisé pour décrire les résultats dans deux domaines2.

Liz Kelly’s seminal article which we decided to translate seems essential to us to understand how the widely used and applied concept of the continuum of sexual violence, or violence against women, initially emerged. It shows how feminist research in the 1970s and 1980s emphasized the link between different forms of violence and thus contributed to establish women as a subject in the common experience of gender-based violence. In addition, differences between women, in terms of social status, whether class-based or linked to actual or alleged migration paths, are left largely unaddressed in this article. However, reflecting back on the concept of continuum raises questions about its multiple uses and meanings, whether in activist, institutional or professional circles: rather than levelling the severity of violence or equalizing forms and effects, the continuum underlines how domination and appropriation of women’s bodies by men is a structuring link.

Ahora un clásico, el artículo de Liz Kelly, que hemos decidido traducir, nos parece esencial para comprender cómo se conceptualizó inicialmente la noción generalizada y movilizada de la continuidad de la violencia sexual, o violencia contra la mujer. Nos permite entender cómo la investigación feminista de los años setenta y ochenta insistió en la vinculación entre las diferentes formas de violencia y contribuyó a constituir un tema “mujer” en torno a la experiencia común de la violencia de género. Así, las diferencias entre las mujeres, en términos de posiciones sociales, clasificadas o vinculadas a la trayectoria migratoria real o supuesta, aparecen poco en este artículo. Sin embargo, el retorno a la noción de continuo nos invita a cuestionar sus múltiples usos y significados, ya sea en el mundo militante, institucional o profesional: más que una nivelación de la gravedad de la violencia o una equivalencia de formas y efectos, el continuum nos recuerda de qué manera la dominación y apropiación de los cuerpos de las mujeres por parte de los hombres constituye un eslabón estructurante.