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Nuestras sociedades están siendo brutalmente expulsadas de la «envolvente de vuelo» de las visiones, sistemas y conjuntos de herramientas que hasta ahora habían sido ampliamente suficientes para su desarrollo y seguridad. Frente a las megacrisis y la destrucción de referencias que siguen surgiendo, vacilan entre la evasión, la dislocación y la capitulación. El apreciado concepto de «continuidad de la actividad», aunque esté respaldado por los buenos principios de la «gestión de crisis», ya no es suficiente. Ha llegado el momento de ponernos de acuerdo para abrir nuevas visiones, dotarnos de nuevos sistemas de dirección y, sobre todo, armarnos interiormente para poder afrontar unos tiempos marcados por una situación caótica que se está convirtiendo en estructural.