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El auge de las nuevas tecnologías está impulsando a la humanidad hacia la era del combatiente aumentado, en la que la mejora de las capacidades físicas y cognitivas se está convirtiendo en una realidad tangible que trasciende los límites antes reservados a la fantasía. Sin embargo, hay que distinguir entre posibilidades concretas de crecimiento y especulaciones futuristas, sin olvidar la necesidad de reflexionar sobre las implicaciones estratégicas. Aunque la ética sea una cuestión subyacente, la reflexión debe guiarse por un enfoque pragmático de la conflictividad y la competitividad del combatiente para la guerra del futuro. Francia desempeña un papel en la materialización de estos avances, pues sugiere un enfoque más moderado de la integración de estas tecnologías para garantizar que se pueda explotar al máximo el verdadero potencial de la aumentación.