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Esta investigación socio-ecológica cuestiona el paradigma de la sobriedad en el consumo de suelo a partir de dos terrenos sin edificar en Bruselas: el Marais Wiels y la Friche Josaphat. Su urbanización, presentada por los poderes públicos regionales como una necesidad social en un contexto de crisis de acceso a la vivienda (como una alternativa a la extensión y dispersión urbanas, y como una forma de integrar soluciones basadas en la naturaleza para enfrentar los desafíos climáticos) implica, sin embargo, la destrucción de entornos de vida emergentes, habitados por comunidades y poblaciones de especies distintas de las humanas, tal y como evidencian residentes y naturalistas. Estas resistencias ecosóficas locales hacen valer apegos al territorio que entran en conflicto con un modelo de gubernamentalidad ecológica que tiende a maximizar los servicios económicos y ecosistémicos proporcionados por estos espacios. Estos espacios sin edificar se presentan, por ello, como territorios centinela donde se expresan las tensiones y fricciones relativas a la clasificación del suelo urbano.