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El ecofeminismo aborda dos tipos de violencia: contra las mujeres y contra la naturaleza. Intenta comprender estas formas de violencia estableciendo paralelismos entre ellas. Ante estas violencias, propone nuevos modos de vida cercanos a la ética del cuidado: una forma de «cuidar» que es a la vez ética y política. Este acercamiento a la ética del cuidado conlleva el rechazo de la separación entre lo que denominamos «naturaleza» y «cultura», lo «no humano» y lo «humano», con el fin de rehabilitar y reapropiarse de lo que ha sido infravalorado, controlado y disminuido. Pero ¿existe un gesto de «cuidado» que repare y emancipe al mismo tiempo? La condición radica en una doble consideración: del cuerpo relacional en lugar del cuerpo propietario, de la Tierra más que de la naturaleza. Por lo tanto, se debe ampliar el concepto de «preocupación». Preocuparse únicamente por los demás o por uno mismo no es suficiente. Se debe experimentar un descentramiento a través de la preocupación por el mundo o por la Tierra. El concepto de «naturaleza» es entonces objeto de cierto escepticismo o desgaste, ya que ha permitido malos usos del principio de «cuidar».