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La Revolución Francesa provocó profundos cambios en el sistema colonial del Antiguo Régimen, empezando por la abolición de la esclavitud en febrero de 1794. Al mismo tiempo, los acontecimientos revolucionarios en las colonias francesas provocaron la huida de miles de personas, algunas de las cuales se dirigieron a la metrópoli. Entre 1793 y 1802, se concedieron ayudas en forma de sumas mensuales de dinero para estos «refugiados y deportados de las colonias», sin aplicar ninguna distinción racial. A partir del estudio de los archivos de ayudas conservados en Burdeos, Nantes y El Havre, este artículo examina las transformaciones revolucionarias de las prácticas de racialización, entre la supresión de la «policía de los negros» del Antiguo Régimen y el restablecimiento de la esclavitud en 1802. Revela una cierta discrepancia entre una legislación que ha abolido toda distinción jurídica entre esclavos y libres, así como toda diferenciación racial, y una persistencia más o menos aleatoria de las categorizaciones raciales en las prácticas administrativas locales. El uso de estas denominaciones raciales, en lugar de crear desigualdades en la ayuda humanitaria, es más bien revelador de una ciudadanía debilitada por otros criterios: el estatus social, la situación de dependencia heredada de la esclavitud, la falta de integración social en el lugar de residencia, lo que no impedía que las personas así debilitadas defendieran sus derechos recurriendo a una amplia gama de estrategias. Con el restablecimiento formal de una jerarquía y de discriminaciones raciales, el Consulado pone fin a las prácticas ambiguas de racialización que coexistían con la subsistencia legal de una ciudadanía universal durante la década revolucionaria.