For Richer or Poorer? Marriage as an Anti-Poverty Strategy in the United States
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Many conservative politicians in the United States are suggesting that although, as a result of sweeping reforms, states have been successful at moving welfare mothers into paid employment, they have paid too little attention to an integral anti-poverty strategy—encouraging the formation of two-parent families. Comparing the incomes of single mother families to two-parent families, they argue that marriage would reduce poverty. Using data from the Fragile Families and Child Well-being Study, we show that comparing married and single parent families results in substantial overstatement of the economic gains to marriage. We demonstrate that unmarried mothers and their partners are vastly different from married parents when it comes to age, education, health status and behaviour, employment, and wage rates. These differences translate into important differences in earnings capacities, which, in turn, translate into differences in poverty. Even assuming the same family structure and labour supply, our estimates suggest that much of the difference in poverty outcomes by family structure can be attributed to factors other than marital status. Our results also suggest that full employment is essential to lifting poor families—married or otherwise—out of poverty.
ResumenPara muchos políticos conservadores americanos, aunque los Estados han conseguido, a través de reformas profundas, insertar en el mercado de trabajo a las mujeres que vivían de las prestaciones sociales, la mayoría ha ignorado una estrategia radical de lucha contra la pobreza: el fomento de la formación de familias biparentales. Comparando los ingresos de las familias monoparentales con los de las familias biparentales, defienden que el matrimonio disminuye el riesgo de vivir en la pobreza. A partir de datos del Fragile Families and Child Well-Being Study, los autores muestran que comparar directamente las familias compuestas de una pareja casada con las familias encabezadas por una persona soltera lleva a sobreestimar fuertemente las ventajas económicas del matrimonio. Muestran que las madres solteras y sus parejas son extremadamente distintas de las parejas casadas en términos de edad, nivel educativo, estado de salud, comportamiento en materia de salud, empleo y salario. Estas diferencias se traducen en diferencias importantes de ingresos que, a su vez, inducen a grados distintos de pobreza. Aun asumiendo una estructura familiar e intensidad de trabajo constantes, el análisis indica que la mayor parte de diferencias en los niveles de pobreza no se debe a la situación matrimonial sino a otros factores. Los resultados sugieren que el pleno empleo es indispensable para sacar a las familias pobres de la miseria, estén o no formadas por una pareja casada.
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