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Este artículo replantea la dialéctica negativa de Adorno negándose a reducirla a una dialéctica simplemente despojada de su momento de síntesis positivo. La dialéctica negativa nos obliga a reinterpretar, con el trabajo de la negación, las figuras de la síntesis y de la totalidad en sí mismas. Algunas de las estrategias de Adorno en su reinvención de la dialéctica (la crítica de la estructura sintética de la autoconciencia, la dialéctica como lógica de desintegración, la primacía del objeto y la insistencia en un «momento somático» del pensamiento dialéctico, etc.) aparecen entonces como reverberaciones de las que el joven Marx planteó contra Hegel, llevándonos a fundar sobre nuevas bases la inmanencia de la dialéctica negativa en la praxis transformadora.