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Basándose en una crítica de la ética liberal y de los modos de legitimación de las desigualdades sociales, la investigación sobre el cuidado constituye un campo de investigación en Francia desde hace una decena de años, en diálogo con la obra de las feministas estadounidenses, en particular Carol Gilligan y Joan Tronto. Esta perspectiva de cuidado se centra en la concepción de un sujeto ontológicamente vulnerable y ha afirmado la importancia moral y política de cuidar a los demás en la preservación de un mundo común. Así, el trabajo transdisciplinario ha recogido voces apagadas o disminuidas por el género, la clase o la raza: voces de trabajadoras domésticas, asistentes de cuidados, «mujeres de consuelo» o personas con discapacidades. Este trabajo académico ha explorado temas desvalorizados por las ciencias sociales, como la atención no médica, la dependencia o los múltiples apegos de los humanos a los no humanos.