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Este artículo intenta, desde una perspectiva psicopatológica, dar cuenta de las especificidades fenomenológicas, formales y narrativas del cómic, el cual fue propuesto como mediación artística en el marco de un grupo terapéutico realizado en un hospital de día para adultos. A través de las producciones de Manuel, los movimientos proyectivos suscitados por el formato de este medio, en términos de inscripciones espaciales y temporales, pudieron ser captados y nos ofrecen valiosas indicaciones clínicas sobre la realidad psíquica de este paciente. El cómic se constituyó como soporte para la emergencia de ciertas experiencias psíquicas, en términos de corporeidad por un lado, que puede ser captada aquí bajo la figura del doble, que se basa en la secuencialidad del cómic, y en términos de temporalidad psíquica por otro lado, que puede ser aprehendida en las producciones de Manuel como circular e infinitamente cadenciosa.