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Este texto cuestiona lo que constituye el uso exploratorio y terapéutico del sueño partiendo de los restos diurnos y su papel en la elaboración del sueño. El soñador se lleva al sueño un material, incluidos elementos recientes recogidos durante el día, que el inconsciente utilizará para aliviar las tensiones, retomar y cuestionar la historia del sujeto, elegir soluciones, abordar problemas... Entre ideas fortuitas y representaciones no liquidadas, estos elementos diurnos dotan al sueño de sus constituyentes en una lógica narrativa que puede o no inscribirse en un marco terapéutico. Así, el uso exploratorio y terapéutico del sueño no solo subyace a la transferencia en un marco clínico, sino que es un método posible en la vida cotidiana para llegar a los propios movimientos inconscientes.