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Entre las misiones de los SESSAD (servicio de educación especial y cuidados a domicilio), el acompañamiento al proyecto de escolarización de niños y adolescentes con discapacidades motoras y cognitivas se ha convertido en una de las principales tareas de los equipos pluridisciplinarioss que trabajan en estos lugares de socialización y educación. Esta misión les es confiada en primer lugar por los padres que solicitan la atención, pero que también esperan ser incluidos en el entorno ordinario que alberga todo tipo de esperanzas, incluidas las de recuperación. Este trabajo ha puesto a las SESSAD en una colaboración indispensable con las instituciones escolares de la Educación Nacional y dentro de ellas, una empresa que hasta entonces era autosuficiente en su funcionamiento y reflexión. Las prácticas, las certezas y el saber hacer de todos se ven sacudidos. En el centro están el niño y el adolescente, hacia quienes convergen todas las expectativas, pero también todos los temores de no estar a la altura. Este artículo aborda estas situaciones multifactoriales en relación con cada socio y actor. Los hallazgos aún están por hacer, los avances aún inmensos están a la espera en estos encuentros que son sobre todo encuentros humanos que se revelan detrás de este dispositivo puesto en marcha desde la ley de 2005.