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Nuestras subjetividades y posturas están ahora moldeadas por el género como «nuevo» agente conceptual, político o discursivo para pensar el sexo, lo que nos permite hablar de desigualdades y minorías. ¿Qué valor tienen las «verdades» sobre los cuerpos y sus designaciones cuando parecería que todo no es más que una producción normativa y discursiva? ¿Qué queda del sujeto, en el sentido psicoanalítico del término? ¿Hasta qué punto este sujeto es queer, en el sentido de deconstrucción radical y oposición a la norma? ¿Y cuáles son las condiciones de posibilidad de un sujeto político queer en una perspectiva más global e interseccional? El objetivo de este artículo, que da cuenta de un diálogo en desarrollo, es examinar, a través del triple prisma de la psicología, la antropología y la sociología, qué parte de esta condición no se diluye del todo en lo social en cuanto a las condiciones de posibilidad para la enunciación de subjetividades múltiples, si no infinitas y quizá nunca del todo completas.