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En 1750, el pintor Louis Tocqué pronunció el único discurso enteramente dedicado a la teoría del retrato en la Academia real de pintura y de escultura de París. El retratista formuló una serie de recomendaciones para los futuros artistas reflexionando sobre la importancia de su especialidad, en un momento en que era criticada por varios “salonniers”. También arroja luz sobre la práctica pictórica de Tocqué, cuya obra sigue siendo en gran parte desconocida. El estudio de su discurso brinda la oportunidad de interrogarnos sobre los vínculos entre teoría y práctica, así como sobre la recepción crítica del académico. En definitiva, este análisis permite una mejor comprensión del retrato y de su teoría a mediados del siglo xviii, es decir en un momento en que se perfilaba una nueva estética de este arte.