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El autor desarrolla las posiciones éticas inherentes a este trabajo y su relación con estándares explícitos e implícitos que tradicionalmente apoyan la capacitación. Las peculiaridades de la capacitación son cercanos de los conceptos clave del psicoanálisis familiar: envoltura grupal de la formación, formación de neogrupos, vínculo de capacitación y fantasías relacionadas. Estos parámetros se examinan desde el punto de vista de las normas y valores que cobran vida, es decir, la ética llevada por la transmisión de este patrimonio metafórico. Finalmente, el autor enfatiza afirmando que la ética de la formación se desarrolla entre dos preocupaciones principales: mantener el curso teórico-clínico requerido por el psicoanálisis familiar, por un lado, mientras promueve la creatividad y la evolución en el pensamiento y las prácticas, por el otro.