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Este artículo trata de la definición del acoso callejero como problema público en Francia y a cómo se ha movilizado en ese proceso la noción de «continuo de violencia». El uso conjunto de las nociones de continuo y de acoso, aplicadas a formas de sexismo en la calle, ha permitido el reconocimiento mediático y político de un fenómeno a través de la divulgación de una experiencia femenina colectiva de las relaciones en el ámbito público, marcada por cierto tipo de delitos y atentados a la libertad. Pero surgen dificultades a la hora de considerar las respuestas públicas al problema así configurado. La reflexión sobre el tratamiento político y judicial del acoso callejero puede aclararse con las lecciones aprendidas de las teorías y políticas sobre el comportamiento incívico: planteadas en Francia (y en Europa) desde la década de 1990 fueron respaldadas por las concepciones sobre el orden público urbano y la articulación entre formas menores de desviación y la criminalidad, que tienen rasgos con las tesis hoy movilizadas para justificar la criminalización del acoso callejero. La identificación de estas analogías nos permite poner en perspectiva los beneficios y costes de los enfoques actualmente dominantes sobre el acoso callejero y, el uso político (y legal) que se hace de él en el concepto de «continuum de la violencia».