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Desde el Grenelle de 2019, se ha intensificado la institucionalización en el tratamiento dado a los autores de violencia doméstica. Sin embargo, las prácticas observadas durante dos encuestas cualitativas realizadas en Francia en 2018-2019 y 2020-2022 revelan una débil integración de la primacía de la seguridad de la víctima y una tendencia a reproducir las jerarquías de género. A falta de un apoyo científico riguroso, el tratamiento sociopenal de los agresores domésticos se ha alejado hasta la fecha en varios aspectos de las indicaciones de la red europea Work with Perpetrators y de las recomendaciones del Consejo de Europa en el marco de la aplicación del Convenio de Estambul.