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En este artículo se analizan dos estudios que han puesto de relieve la dependencia de los niños pequeños (de cinco a seis años) del esencialismo de especie a la hora de razonar sobre la similitud entre padres e hijos, utilizando una nueva versión del paradigma de la adopción interespecie en la que se manipula la información sobre la distribución de los rasgos. Los niños se mostraron sensibles a los indicios implícitos sobre la distribución de las características innatas al hacer más proyecciones sobre los padres biológicos cuando una característica objetivo era potencialmente específica de la especie que cuando era ortogonal a la especie. Además, las investigaciones demuestran que los niños diferencian entre características mentales y fisiológicas haciendo más proyecciones en términos de adopción para las características mentales que para las fisiológicas.