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La cartilla sanitaria del niño tiene una larga historia privada y pública, que culmina en su generalización oficial desde las ordenanzas de 1945. Se ha ido enriqueciendo paulatinamente para cumplir varias misiones interrelacionadas: seguimiento del desarrollo del niño hasta la edad adulta, mejora de los vínculos entre los profesionales de la salud, registros epidemiológicos de los datos de los exámenes obligatorios, certificación de las vacunaciones y educación sanitaria para padres e hijos. La utilidad de la cartilla sanitaria del niño está ampliamente reconocida, pero su uso práctico no es óptimo ni por parte de los padres ni de los profesionales. El respeto de la confidencialidad y la elección de la información necesaria para el seguimiento de la salud del niño siguen siendo dos cuestiones importantes y estrechamente relacionadas. La nueva edición de la cartilla sanitaria del niño, actualmente en preparación, deberá tenerlas en cuenta y ser objeto de campañas de información para mejorar su uso.