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«Mi bebé no come bien» es un motivo de consulta habitual en pediatría y psiquiatría infantil. En psicomotricidad, nos parece esencial observar una comida y evaluar la capacidad sensoriomotriz del bebé. También se trata de perfeccionar nuestra comprensión de los apoyos y medios de regulación que nos proporcionan quienes nos rodean. En efecto, la exploración oral, el descubrimiento de las sensaciones, como la praxis fina, son inseparables del apoyo postural y relacional brindado por sus seres cercanos. En la clínica, a veces son las dificultades de coordinación las que están en primer plano en la díada. A veces son las dificultades sensoriomotrices las que perturban los ajustes de los padres, los comportamientos bucales y, in fine, la organización corporal del bebé. En ambos casos, el reto psicomotriz es sobre todo encontrar la manera en la cual el padre pueda llevar a su hijo «de la mano» para darle el apoyo necesario para abordar las comidas con más placer.