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La acogida es la base de cualquier relación terapéutica. Tiene que ver con el lenguaje, la forma de dirigirnos a los demás, pero también con nuestro cuerpo. Los psicomotricistas están formados para observar y leer el lenguaje corporal y no verbal. De hecho, el cuerpo es uno de los primeros vectores de comunicación de los recién nacidos. Los primeros intercambios tendrán lugar a través del cuerpo y del diálogo tónico-emocional. Este diálogo recíproco entre el psicomotricista y el paciente requiere una preparación por parte del profesional. Este debe estar disponible y ser consciente de sus límites para estar siempre en condiciones de acoger correctamente a los pacientes.