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Desde comienzos de siglo xxi, Buenos Aires asistió a la visibilización de personas revolviendo la basura en busca de materiales re utilizables. Su visibilidad no sólo se debió a su masividad. Fue producto de que los cartoneros comenzaron a caminar por las calles de los barrios céntricos de la ciudad. Pese a ello, los desplazamientos y el caminar han sido poco abordados. En este artículo propongo una mirada de la recolección informal de residuos a partir del caminar. Mi argumento es que es en ese proceso en el que se producen una serie de interacciones que van posibilitando la recolección, construyen una experiencia urbana desigual. Abordar los momentos de traslado y de interacción a partir de la movilidad –o la imposibilidad de que ello ocurra- dará luz a la recolección en sí así como también a la cotidiana construcción de un orden urbano. Es a partir de una multiplicidad de actos mínimos que se producen en el caminar por la ciudad que se generan formas desiguales de vivir.