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En Rabat y Casablanca, capitales administrativas y económicas de Marruecos, gran parte de la producción editorial, periódicos y revistas se despacha directamente en la calle, en las aceras y los kioscos. El importante número de kioscos, terraceros y libreros (según la terminología empleada localmente) indica que sus negocios no constituyen un modo de difusión marginal, al contrario de lo que sugiere su precario aspecto. El objetivo de este artículo es definir mejor cuál es el papel crucial que estos vendedores de calle, muchas veces analfabetos o iletrados, desempeñan en la circulación de la escritura en estas ciudades marroquíes.