66

La «tienda» en el París del siglo XIX, lejos de encontrarse a la defensiva, participa en la dinámica de una capital en la que la desregulación favorece su instalación, sobre todo en el momento del matrimonio. La independencia económica distingue al «pequeño negocio» de las clases populares, pero la empresa queda repartida entre una plebe tendera cuyo activo está completamente caracterizado por las obligaciones inmediatas del oficio, y otro estrato más cerca de la burguesía, capaz de aprovechar los efectos de la moda, unas redes familiares más coherentes y unas aportaciones financieras más diversificadas. Después de una edad de oro contemporánea en el París de Haussmann, la «tienda» sufrió duramente la crisis de finales del siglo y la aparición de los grandes almacenes. Pero el comercio de lujo se mantiene, y al mismo tiempo progresa considerablemente una tienda más humilde en la periferia. En todos los oficios, estas mutaciones vienen acompañadas de condiciones de trabajo más duras, de una precariedad aumentada y de nuevas tensiones entre pequeños patrones y salariados.