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En 1917, la intervención estadounidense en la guerra fue una oportunidad para que los protestantes franceses descubrieran Estados Unidos. Sin embargo, como analiza André Encrevé, lo que ven en ella corresponde a menudo a lo que desean para Francia, es decir, un país protestante que practique lógicamente un laicismo de tipo protestante: la libertad religiosa es total, las Iglesias están separadas del Estado, pero éste no ignora el hecho religioso y honra a las Iglesias. Esta representación va unida a una gran admiración por el presidente Wilson, un hombre de fuertes convicciones religiosas, que no duda en exponerlas en el ejercicio de sus funciones.