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La transmisión de un texto y las variantes que aparecen y desaparecen no son independientes de los debates teológicos. David Pastorelli señala que las últimas palabras de Jn 4:17 presentan una lección que a menudo se pasa por alto: «Bien has dicho: No tengo marido». Esta es la lección «occidental», leída y comentada por el valentiniano Heracleón. El primer gran comentarista gnóstico del Evangelio de Juan ve en el marido que la mujer no tiene todavía la unión del gnóstico con su esposa celestial. Esta lección se remonta a la primera mitad del siglo II y es a la vez la más antigua y la mejor fuente de variantes. Víctima de una lectura insólita, pero de la que Heracleón sigue siendo el único testigo, fue eliminada por la recensión alejandrina hacia el año 180, sin duda erróneamente, para cortar la exégesis gnóstica.