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Lacan descifró la metáfora del Génesis, donde Dios sustrae una parte de Adán, como una representación de la sustracción fálica que regula la relación sexual, sobre la que se construyó la ley sexual como vínculo social de los sexos. Aunque apenas se menciona, esta interpretación es legible, esclarecedora y llena de consecuencias. Sobre esta base, podemos releer Totem y tabú más allá del asesinato del Padre. Y, a partir de ahí, cuestionar de una manera nueva el origen de la prohibición del incesto.