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Al comparar la mística con un repliegue narcisista y una manifestación psicopatológica (histeria, psicosis o neurosis obsesiva grave...) y al definirla como el lugar del pensamiento paradójico, Guy Rosolato no puede ver lo esencial de la mística.En este artículo, la autora, utilizando los textos de Lacan y de Michel de Certeau, muestra cómo la mística (en este caso, musulmana) solo piensa la fuente en la brecha o «la hiancia de un vacío» (Lacan) como una negatividad ineludible en esta inadecuación entre el yo y el otro del yo.Lejos de abogar por el repliegue narcisista (como piensa Rosolato), la mística se convierte en representante del Otro absoluto de la división que genera la imposibilidad de que el sujeto se confunda con su imagen. Esta no está encerrada en un especular puro, y el Otro se convierte en el garante de la brecha sobre la base del amor.